(Esta historia es inédita. Complementa a las 66 historias que componen mi libro “Gente corriente con éxito", basado en mi experiencia en cursos realizados, próximo a publicarse)
Hace ya un cierto tiempo, en una de las presentaciones que solemos hacer para dar a conocer un poco mejor nuestros cursos, una de las personas que vinieron, un hombre de unos cuarenta años, me confesó que le encantaría recibir nuestra formación en habilidades, pero que no podía hacerlo porque la empresa no se lo financiaba.
Hace ya un cierto tiempo, en una de las presentaciones que solemos hacer para dar a conocer un poco mejor nuestros cursos, una de las personas que vinieron, un hombre de unos cuarenta años, me confesó que le encantaría recibir nuestra formación en habilidades, pero que no podía hacerlo porque la empresa no se lo financiaba.
Tomó
tanta confianza conmigo que, al cabo de un rato, cuando ya nos encontrábamos a
solas, se abrió un poco más. Él estaba viviendo una situación complicada en la
compañía para la cual trabajaba. La empresa había modificado su política de
personal y estaba contratando a personas más jóvenes y bien preparadas para
sustituir a las más antiguas y expertas. La crisis traía consigo una serie de
medidas de recorte que se habían comenzado a aplicar.
Él
se sentía estancado personal y profesionalmente. Ganaba un buen salario en
comparación con las personas que contrataban de nuevo, pero estaba paralizado
por el miedo a ser sustituido. Había trabajado tantos años en la misma empresa
que se sentía muy cómodo y no podía imaginar su futuro en otro lugar. Además,
era consciente de que no se había reciclado y que algunos de sus conocimientos
estaban quedando obsoletos. Se negaba a aprovechar los avances tecnológicos
para ser más eficiente porque sentía que toda ‘esta modernidad’ no estaba hecha
para él.
Aproveché
la confianza para darle ánimos y le dije: “La formación continua es necesaria
hoy en día y, aunque tengamos una o dos carreras e idiomas, muchas veces no es
suficiente para ocupar un buen cargo”. Me miraba con interés, sin articular
palabra. Y, tras una breve pausa, proseguí: “En estos cursos, desarrollamos habilidades
de comunicación y de liderazgo, esenciales hoy en día. Por lo que si la empresa
no te lo paga, hazlo tú: invierte tú en ti mismo.”
Resulta
clave comprender que las empresas ya no necesitan profesionales con muchos
conocimientos, sino que optan por personas con competencias emocionales y
sociales, que les permitan ir un paso más allá. Romper con la rigidez y el
bloqueo que nos provoca lo desconocido y atrevernos a experimentar para
potenciar nuestro talento es algo que debemos hacer por y para nosotros mismos.
El beneficio que nos reportará se verá reflejado en todos los ámbitos de nuestra vida y, por supuesto, también en el trabajo.
El beneficio que nos reportará se verá reflejado en todos los ámbitos de nuestra vida y, por supuesto, también en el trabajo.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
·
“Sólo hay algo más caro que formar a las
personas y que se te marchen: no formarlos y que se te queden”. (Henry Ford)
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando nos sentimos competentes, nos sentimos seguros y vencemos el miedo. Es un círculo que se retroalimenta y cada vez toma más fuerza.
Cuando nos sentimos competentes, nos sentimos seguros y vencemos el miedo. Es un círculo que se retroalimenta y cada vez toma más fuerza.
Lo
más importante que tenemos somos nosotros mismos, ¿por qué lo olvidamos? No
podemos pretender que los demás decidan o actúen por nosotros. La
responsabilidad es propia, única y completa. Todo lo que nos ocurre nos sirve
para aprender y la misión de aprender es propia e intransferible. Somos los
últimos responsables de nuestro desarrollo y crecimiento.¿Tomamos hoy las
riendas, antes de que sea demasiado tarde?
¿Cuántas
veces dejas que otras personas decidan por ti, tu futuro?
Conversión Conversión Emoticono Emoticono